SEMANA 5 Y 6
EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO
Iniciar el trabajo en la siguiente presentación
https://www.slideshare.net/silviabegona/nacionalismo-y-liberalismo-xix
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NACIONALISMO
¿Qué
es el Nacionalismo ?
Se dice que el
concepto de nacionalismo se refiere a una ideología de tipo político
fundamentado en la idea de
que cada nación tiene derecho a formar su propio Estado para
los objetivos o aspiraciones sociales, económicas y culturales de
un pueblo, sobretodo el logro de un estado
independiente.
El Nacionalismo se
caracteriza por el sentimiento de una
nación, derivado de unos
orígenes, religión, lengua e intereses comunes. Es una
forma de pensar que defiende una nación o una región por encima de todo,
incluso por encima de las personas. Desde principios del siglo XIX el ideal
nacionalista, se extendió lentamente por todos los distintas partes del mundo,
y fue de esta forma que empezó a ser uno
de los elementos ideológicos de
muchas sociedades.
Al terminar el
siglo XIX y al comenzar el XX se evidencia una lucha entre distintos tipos de
nacionalismos, que fueron los que dieron paso a las guerras mundiales. En el
ámbito de la música, el nacionalismo fue un movimiento musical que surgió a mediados del siglo XIX
con objeto de reafirmar los valores
esenciales de cada raza o nación a través de su música popular o de su folclore. (CON16)
EL
NACIONALISMO Y EL LIBERALISMO EN EL SIGLO XIX
El liberalismo y el nacionalismo
son las ideologías que influirán en los cambios de tipo social[JP3] ,
económico, políticas, y culturales a lo largo del siglo XIX, desde la caída del
Antiguo Régimen hasta la configuración de los nuevos Estados.Durante la primera
mitad del siglo XIX las oleadas
revolucionarias de 1820, 1830 y 1848, lideradas por la clase burguesa, van a hacer
de estas ideologías las ganadoras. Para
la mitad final del siglo XIX, el ganador
fue el liberalismo y el ascenso de la burguesía al poder económico y político y
cultural, van a situar a estas ideologías en unas posiciones menos radicales,
debido a la aparición del marxismo y el anarquismo.
El
liberalismo político y el nacionalismo se vuelcan en contra de los principios de
las monarquías absolutistas y la Restauración. El contexto era sencillo, la burguesía no
quería perder poder político y La Revolución
Francesa junto con la etapa del imperio Napoleónico habían ayudado a
despertar nacionalismos
CARACTERÌSTICAS DEL NACIONALISMO
El[JP4]
nacionalismo tiende a desarrollarse en el siglo XIX gracias a la influencia
dada por la Revolución Francesa al decir que los pueblos pueden tener
autonomía. Las campañas guerreristas de Napoleón fueron el canal para encaminar este tipo de
ideales, sin embargo, estas invasiones despertaron un rechazo nacionalista
hacia Napoleón. Las tropas de Napoleón sirvieron de vehículo propagador de
estas ideas; pero, a la vez, las invasiones napoleónicas desataron una reacción
nacionalista contra el Imperio de Napoleón. La arbitraria división del mapa de
Europa y la imposición de soberanos absolutos por el Congreso de Viena
provocaron que el sentimiento nacionalista cobrase fuerza. El Romanticismo
también tuvo un papel clave, ya que rescata las leyendas medievales, buscando
en la tradición el espíritu de la nación y glorificando la supuesta libertad de
otras épocas, ahora perdida. Despertó el interés por el pasado histórico: el
folklore, la épica y las costumbres antiguas se analizaron y divulgaron.
París
fue uno de los centros del nacionalismo al convertirse en receptora de
exiliados. Pero fueron las universidades alemanas donde se realizaron las
formulaciones teóricas más completas y donde surgieron importantes teóricos,
como Herder y Fitche. El primero fue el iniciador de la idea de “Volkstum”,
nación-pueblo, grupo histórico, frente al Estado que puede ser una creación
artificial. El segundo instó a la resistencia contra Napoleón en sus Discursos
a la nación alemana. Europa se convierte en un fervor nacionalista difícilmente
conjugable con el caos que el congreso de Viena había introducido en el mapa de
las nacionalidades. Así las sociedades secretas de los años 20 (la Joven
Alemania y la Joven Italia) también propulsaron los sentimientos nacionales.
En
la Europa de la primera mitad del siglo XIX nos encontramos con la siguiente
situación:
Dos
nacionalidades divididas: Alemania e Italia.
Nueve
nacionalidades sometidas a otras: Irlanda a Gran Bretaña, Noruega a Suecia,
Bélgica a Holanda, los ducados alemanes de Schlewig y Holstein a Dinamarca, y
Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia a Rusia.
Dos
Estados multinacionales: El Imperio Austro-Húngaro, donde convivían alemanes,
húngaros, checos, polacos, eslovacos, eslovenos, croatas, servios, rumanos e
italianos. El Imperio turco, bajo el cual se encontraban turcos, griegos,
búlgaros, servios, albaneses y rumanos.
De
éstos, el primero es un nacionalismo aglutinador, mientras que los otros dos
representan un nacionalismo disgregador.
Aunque
los movimientos nacionalistas estallaron fuertemente y con violencia en la
primera mitad del siglo XIX, no comenzaron a tener éxito hasta después de 1850,
principalmente con las unificaciones italiana (1861) y alemana (1871). Si bien
en su origen, estos primeros movimientos nacionalistas surgieron vinculados al
liberalismo, ya que al igual que éste propugnaban las libertades de los
ciudadanos y de los pueblos. El nacionalismo es un movimiento liberal en Europa
hasta el proceso revolucionario de 1848, para convertirse durante la segunda
mitad del siglo XIX en conservador y una de las ideologías básicas en la
expansión imperialista.
Los procesos revolucionarios de 1820, 1830 y 1848.
Los
procesos revolucionarios de 1820 se
localizan en la Europa mediterránea y oriental (España, Portugal, Rusia,
Estados Pontificios Nápoles-Sicilia, Piamonte, colonias americanas españolas y
Grecia). Fueron protagonizados por la burguesía, para imponer los ideales del
liberalismo y del nacionalismo, por lo tanto supusieron un ataque al Antiguo
Régimen impuesto por la Restauración. Previamente a las revoluciones de 1820,
Europa experimenta una crisis económica que se inicia en 1816 y se prolonga
hasta 1819. Se trata, en parte, de una crisis de reconversión de la economía de
guerra en otra economía de tiempos de paz. Los efectos de este reajuste dieron
lugar a oscilaciones violentas de los precios agrícolas, situación de paro en
la industria y, en consecuencia, un fuerte descontento social. La mayoría de
estos intentos fracasaron debido a la reacción de las fuerzas de la
Restauración, todavía con cierta fortaleza y unidad. La excepción fue la
independencia de las colonias americanas españolas y de Grecia (1820)
Los
procesos revolucionarios de 1830 hay
que interpretarlo como una continuación de las luchas antiabsolutista y
nacionalistas. Se inician con el levantamiento burgués en Francia y se expanden
con rapidez por Bélgica, siendo en estos dos países donde triunfan. También se
desarrollan focos revolucionarios en diversas zonas de Italia, Alemania,
Polonia, Austria, Portugal y España, en todas estas regiones terminarán por ser
controladas. En el ciclo revolucionario de 1830 no se acude al pronunciamiento,
como en 1820, sino a la jornada revolucionaria. En ella intervienen, junto a
liberales y nacionalistas, elementos procedentes de la baja burguesía, las
masas populares, en muchos casos hambrientas, es decir, los más afectados por
las condiciones económicas, en especial, por la crisis agrícola de 1827. En
Francia la crisis estalló en agosto de 1830, debido al recorte, aún más, de
libertades. Tras varios días de revueltas y barricadas, accede al trono Luis
Felipe de Orleáns (con ello se deshace el principio legitimista del Congreso de
Viena ya que los Borbones son sustituidos por los Orleáns). Se abre el período
de la monarquía burguesa y liberal, representando el triunfo del liberalismo
moderado de la gran burguesía. Los acontecimientos franceses precipitaron las
cosas en Bélgica, unida por el Congreso de Viena a los holandeses. Tras varias
jornadas de manifestaciones y barricadas en Bruselas, y la alianza entre el
clero católico y los liberales y el fracaso de las tropas enviadas por el rey
holandés, se constituyó un gobierno provisional, que proclamó la independencia
en octubre de 1830. La Constitución del nuevo Estado es de carácter liberal,
estableciéndose un sistema parlamentario. Bélgica fue declarada nación neutral,
como Suiza, status que mantendrá hasta 1914. Holanda reconoció la independencia
en 1839.
Los
movimientos revolucionarios iniciados en Francia y Bélgica tienen eco en otros
países europeos, con el mismo carácter liberal y nacionalista:
En
el área alemana, las aspiraciones liberales y nacionalistas de algunos estados
alemanes son canalizados por Prusia a través de la Unión Aduanera, que va
agrupando a los Estados de la Confederación, y sirve de base al movimiento de
unidad nacional.
En
el área italiana estallan insurrecciones en los Estados centrales, en 1831
–Parma, Módena, Romaña– contra el Papado, que son reprimidas por Austria, pero
el nacionalismo se extiende y va preparando el “Risorgimento”.
En
Suiza, el liberalismo triunfó en Zurich, Ginebra y Basilea. Una profunda
división entre cantones liberales y reaccionarios llevó a una guerra civil que
acabó con el reconocimiento de la abolición de los privilegios de las antiguas
familias, la implantación de la igualdad jurídica y la libertad de prensa.
Muchos exiliados políticos fueron acogidos allí sin problemas desde entonces.
En
España y Portugal se produce en estos años el triunfo de sus respectivos
movimientos liberales frente a las tendencias absolutistas. La muerte del
monarca español Fernando VII propició la llegada al poder de los moderados, que
apoyaron a su hija Isabel II, en contra de su hermano Carlos, absolutista, pero
el triunfo se realiza a costa de una guerra civil (las guerras carlistas).
En
Polonia se produce el levantamiento contra Rusia en 1830-1831 por los
nacionalistas polacos, organizados en sociedades secretas, y en favor de la
independencia polaca, pero que es dominado por las tropas rusas con una
violenta represión en 1831-1832 que deja a Polonia duramente sometida.
La
ola revolucionaria llega también a la liberal Inglaterra, pero en forma de simples
alteraciones; que sirvieron para proporcionar a los whigs la fuerza suficiente
frente a los tories y sacar adelante una reforma electoral, favorable a la
burguesía, que ampliaba el sufragio censitario. Las consecuencias de la
Revolución 1830 fueron distintas: las grandes triunfadoras fueron Bélgica, que
consiguió su independencia, y Suiza, que logró una constitución federal. La
gran perdedora fue Polonia que hasta los tratados posteriores a la Primera
Guerra Mundial no volverá a conseguir su independencia. Así pues, si las
revoluciones de 1820 dejaron planteadas las reivindicaciones del liberalismo
doctrinario (moderado y representado por la alta burguesía), las de 1830, con
la alta burguesía instaurada en el poder en países de Europa Occidental, dejaban
pendiente el liberalismo democrático (representado por la pequeña burguesía)
Tras el paso de las oleadas revolucionarias de 1820 y 1830, Europa queda
dividida en dos: una liberal, formado por Gran Bretaña, Francia, Bélgica,
Portugal y España; y otro autoritario integrado por Austria, Rusia y Prusia,
que de diversas maneras dominan sobre los pueblos de Europa central y oriental,
en los que se continuarán manteniendo las aspiraciones nacionalistas, que se
volverán a manifestar en las revoluciones de 1848.
Los
movimientos revolucionarios de 1848
se producen debido a la conjunción de una crisis económica y del descontento
político. Las causas son diversas: una crisis agrícola y otra de crédito, la
falta de libertad que mueve a los elementos liberales, la influencia del
romanticismo progresista, las aspiraciones de crear Estados fundados sobre una
base nacional y una poderosa fuerza de carácter social que emprende la lucha
contra el egoísmo de las clases dirigentes, ya se trate de un mundo todavía
feudal como en Europa central, o de la alta burguesía como en la occidental. El
fenómeno revolucionario de 1848 se interpreta como una continuación del de
1830, pero con algunas diferencias esenciales. El marco geográfico presenta
cambios: mientras que algunas áreas de 1830 experimentan ahora, de nuevo, el
proceso revolucionario (Francia, área italiana o alemana) otras ya no lo
llevaron adelante por haber solucionado sus problemas (Bélgica) o por haber
quedado la oposición política tan desmantelada, que era difícil un nuevo brote
revolucionario (Polonia). Otras regiones europeas que las fuerzas de la
Restauración habían mantenido al margen, ahora reivindican con enorme fuerza,
la supresión del régimen señorial (Imperio Austriaco). Existen también notables
diferencias entre la Europa centro-oriental y occidental. En la primera, se
lucha por la abolición de la servidumbre y la liberalización de sus estructuras
arcaicas, mientras que en la segunda, la lucha va más allá, hacia el
liberalismo democrático. El republicanismo se halla ya asentado en algunos
Estados y se contempla como fórmula sustitutoria de las dinastías reinantes. Se
observa un enfrentamiento dentro del liberalismo, entre los moderados o
doctrinarios y los demócratas. La pequeña burguesía, demócrata, junto con los
obreros, ataca a la alta burguesía, doctrinaria, que detenta el poder político
en algunos países tras su triunfo en las revoluciones del 30. Los demócratas
luchan por abolir el sufragio censitario y establecer el sufragio universal, y
critican al liberalismo moderado de predicar solamente la igualdad jurídica y
olvidarse de los fuertes contrastes sociales entre ricos y pobres.
Hacen
su aparición las reivindicaciones obreras, debido a la industrialización
creciente de los países occidentales de Europa y, en consecuencia, a la
aparición de grandes masas obreras en las ciudades. Por lo tanto, en las
revoluciones de 1848, junto al liberalismo y nacionalismo, aparece una fuerza
todavía inmadura: el socialismo. La revolución de 1848 en Francia liquidó la
monarquía de Luis Felipe, sustituyéndola por la II República, de carácter
democrático, que pronto será desplazada por el II Imperio napoleónico,
expresión del nacionalismo autoritario. Los movimientos revolucionarios de 1848
se extendieron por Europa, tomando una extraordinaria amplitud como
consecuencia de la revolución de febrero en Francia, y alcanzando su máxima
expansión, durante la primera mitad de 1848, a los países de Europa
mediterránea y central. El reflujo comenzó a finales del año 1848, debido a
diversos factores: la mejora económica en el año 1848 con buenas cosechas y
descenso del paro; por otro lado, las contradicciones entre los sectores
liberales y nacionalistas afloraron pronto: los burgueses no podían aceptar el
peso, cada vez mayor, del proletariado; los reyes no deseaban una libertad
política, que haría peligrar su trono, y las nacionalidades oprimidas tuvieron
dificultades para aglutinar una fuerza coherente para conseguir un Estado
soberano. A pesar de que hay una corriente historiográfica que habla siempre
del fracaso de las revoluciones de 1848, no se puede considerar de este modo
tan exclusivo. El sufragio universal masculino instaurado en Francia, la
abolición de la servidumbre y la liberación del campesino en el Imperio
Austriaco, la experiencia piamontesa italiana que preludia ya su capacidad para
la futura unificación, la fortaleza del Estado prusiano y el experimento del
Parlamento de Francfort, son acontecimientos importantes a tener en cuenta. (Lara, 2010)
ACTIVIDAD EN CLASE
·
Taller en clase preguntas del modulo
1.
¿Qué diferencias hay entre los movimientos
liberalistas-nacionalistas y la Restauración?
2.
¿Qué papel jugo la Revolución Francesa y el
Imperio Napoleónico en el surgimiento del nacionalismo en la Europa del siglo
XIX?
3.
¿Qué tipo de cambios se avecinaban al
interior de los países con el advenimiento del nacionalismo-liberalismo?
4.
¿Qué países lograron su independencia
política y por tanto su nacionalidad para los años de la década de 1820?
5.
¿En qué se diferencia el nacionalismo de la
primera mitad del siglo XIX al de la segunda mitad?
6.
¿A qué razones atribuye el éxito o el fracaso
de algunos movimientos nacionalistas durante la totalidad del siglo XIX?
7.
¿Cuál fue el papel del Romanticismo dentro
del nacionalismo?
8.
Para el año de 1848 se produce la última
oleada revolucionaria: explica las diferencias entre la Europa Occidental y la
Europa Central-Oriental y los cambios y reformas que se buscaban en cada una.
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